Second Life

Me llegó el momento y me registré en Second Life. ¿Mi primera impresión? Pues resultó ser todo una gran sorpresa. Maravillado, como regularmente me pasa con los adelantos de la tecnología. A pesar de haber leído acerca de este programa, al vivirlo me di cuenta de todo aquello de lo que no se puede escribir.

Me costó una noche entender el punto de partida la Help Island y logré pasar esa etapa hasta la noche del sábado. Y de ahí saltar al mundo virtual de SL en la llamada Mainland. Al llegar lo primero fue socializar un poco, todos ahí eran nuevos, así que todos tenían las mismas preguntas. Decidí volar y explorar Mainland.

SL no es un mundo libre, es realmente como el mundo real, propiedad privada, intercambio de dinero, publicidad, sexo que vende, etc. Y hay algo también de la complicidad que uno crea con su avatar, ese ser virtual cuya imagen nace de lo profundo del ego, la perversión o la ilusión propia.